PLANES DE ADIESTRAMIENTO CANINO... PLANTÉATE EL PARA QUÉ


Suele ser habitual que cuando nos planteamos adiestrar a nuestro perro no sabemos por dónde empezar, o que simplemente empezamos a adiestrar al mismo sin ton ni son, sin saber de dónde partimos ni hacía donde queremos llegar.

Observemos a un perro. Venga, fijémonos en él: el que está a nuestro lado en este mismo momento, enrollado sobre sus patas sobre la alfombra, corriendo como lo lleva el viento en uno de sus sueños. Mirémoslo bien y olvidémonos de todo lo que sabemos de él o sobre cualquier otro.

He de admitir que puede sonar ridículo: realmente no creo que podáis olvidar con facilidad su nombre, la comida que más le gusta ni su juguete favorito. La ciencia, en su búsqueda de la objetividad, exige que uno adquiera consciencia de los prejuicios que tiene y de la perspectiva personal que posee.

Esto como resultado nos da que mirando a nuestro perro con los ojos de la ciencia, nos encontramos con que parte de lo que creemos acerca de nuestras mascotas está completamente comprobado. En cambio, otras cosas que parecen a priori verdaderas, después de un examen minucioso son más dudosas de lo que pensamos.

Al contemplar a nuestros perros desde otra perspectiva, desde la del propio perro, podemos ver cosas nuevas que normalmente no son tan evidentes para aquellas personas que piensan con su cerebro “humano”.

Esto nos lleva a pensar que quizás la mejor forma que tenemos para adiestrar a nuestra mascota, es empezar a comprender de qué forma nos ven ellos, empezar a comprender a los perros olvidando lo que creemos que sabemos de ellos. Y sobre todo: debe ser UNA ACTIVIDAD PARA PASARLO BIEN, EL GUÍA Y EL PERRO.

Deberíamos empezar por olvidar cualquier tipo de antropomorfismo. Creer que nuestro perro debe vestir de etiqueta para la ocasión, que debe defecar en el urinario porque así el protocolo lo exige, que debe dormir en ese cojín tan caro que le hemos comprado…

Antes de empezar cualquier entrenamiento, quizás me preguntaría si tratamos de mejorar la vida de nuestra mascota o, por el contrario, estamos adiestrando a un siervo para que nos facilite la vida. Plantearse que quiero hacer con mi mascota, es algo más que someter a un animal para complacer el sentimiento humano de la dominación que tenemos tan arraigado.

Hagamos del entrenamiento canino una simbiosis entre perro y guía. ¡Utilicemos las cualidades de cada uno y formemos un gran equipo!

Me hace gracia la gente que defiende al antropomorfismo; esa gente que le encanta disfrazar a su perro o le hace realizar ejercicios de circo por el mero hecho de fardar delante de sus allegados, o para hacer una demostración de control delante de la suegra.

¿Sabéis que creo? Que posiblemente sea una venganza inconsciente de lo mal que lo pasaron de pequeños, sometidos a una serie de indignantes puestas en escena por parte de sus padres, a la voz de: “¡mira lo que hace mi niño!” “¡que gracioso está mi niño con el traje de rana!”. Por suerte, de pequeño yo no sufrí de esas situaciones o, por lo menos, no lo recuerdo.



Lo que quiero dejar claro es, que antes de empezar a entrenar a un perro, que sepamos con qué fin vamos a hacerlo y que esto no conlleve la perdida de la dignidad del animal. Seamos un poco responsables de ello.

Pregúntate qué es lo que quieres obtener del perro (y de paso, pregúntate también por qué lo quieres). Por ejemplo, ¿estás entrenando a tu perro para que se comporte en casa? ¿Quieres entrenar un perro para un trabajo en concreto o para alguna actividad deportiva? ¿Sólo te interesa eliminar un mal hábito de tu mascota?

Otro de los errores más habituales en el mundo del adiestramiento es entrenar sin planificación alguna. Por ejemplo, los tres primeros días la orden de “Sentado”, los dos siguientes la orden de “Echado”, luego tres días de “Junto”, etc. Este enfoque carece de planificación y no prevé posibles contingencias que puedan suceder durante la ejecución del mismo.

Otro problema, y quizás el más importante, es que enfocando el adiestramiento de esa forma se pueden enseñar muchos ejercicios, pero NO SE SABE PARA QUÉ.

Por eso es de vital importancia que planifiques el adiestramiento de tu perro, ya sea para lograr que realice una orden en concreto, como para abordar un problema de mala conducta. Pongamos un ejemplo, “quiero que mi perro responda de manera fiable, en cualquier lugar y sin correa a todas las ordenes básicas de obediencia”. Ahora debes planificar las sesiones de adiestramiento para cada día, amoldándote al tiempo del que dispones y definiendo el criterio sobre el que vas a trabajar en cada sesión.

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